Mediante la aplicación de ácido hialurónico, logramos reponer el volumen perdido en los pómulos, mejorando la firmeza y el punto de sostén del tercio medio facial. Este tratamiento combate la flacidez, realza el contorno de las mejillas y aporta definición y equilibrio al rostro, mejorando visiblemente el surco naso geniano y las líneas de marioneta.
Se trata de un procedimiento no invasivo que puede combinarse con el relleno de ojeras para conseguir un resultado más natural, rejuvenecido y libre de signos de fatiga. Sus efectos son duraderos y pueden apreciarse entre 12 y 18 meses, ofreciendo un aspecto fresco y revitalizado sin necesidad de cirugía.